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      ESTÉTICA URBANA Y PATRIMONIO
  
El tema de la “belleza” de la ciudad interesa a la autoridad municipal, a sus técnicos al igual que a la misma ciudadanía. Pero, lamentablemente Cusco ha sufrido “desaires” al no haber sido considerada dentro del grupo de las ciudades “maravilla”, ni tampoco dentro de aquellas premiadas como las mejores en destino turístico privilegiado por la opinión internacional. Donde sí aparecen ciudades con menos abolengo histórico como Jerusalén, Venecia o Kyoto entre otras. Suceso que no ha dado lugar a una reflexión seria y técnica. Es evidente que los criterios estéticos con los que miramos o tratamos la ciudad, no son los mismos con los que nos juzgan. Dentro de esto hay algo que, sin embargo, podemos entender claramente: El Cusco, no está siendo tratado como se debe, es decir como una ciudad con arte e historia particular y genuina.
En efecto, un primer reflejo frente a estos malos resultados, lejos de justificarlos de una u otra manera, es tener que reconocer que algo anda mal.
 La estética urbana del centro histórico de Cusco, tan reconocida, es directa consecuencia de la continuidad y permanencia del urbanismo hispánico con sus casonas típicas, monumentos religiosos y civiles, calles, plazas y plazoletas; todo ello construido sobre una versión de lo que para los incas era su ciudad capital: el Hatun Qosqo. La ciudad inca que aflora con sus elementos mutilados o enteros, aquí y allá, mostrando su espléndida y tan propia estética arquitectural. Una ciudad morfológica y culturalmente mestiza; no hay como negarlo.
Esto así expresado lo conocemos y vivimos cotidianamente. Sin embargo es absolutamente necesario estar conscientes de los fundamentos de esta estética. Una es material: La armoniosa continuidad de lo que llaman los arquitectos. Las tipologías históricas constructivas y, la otra, de carácter inmaterial, que es el valor testimonial y simbólico de estas obras físicas. Es decir, el valor de “testimonio” de una manera de construir en términos de vivienda o edificio público y, por otra parte, en términos de versión estética o artística, de sus formas y elementos: fachadas, portadas, patios, balcones, arquerías etc.
La continuidad de estas formas físicas y su mensaje cultural y sentido del arte está en las bases mismas del respeto al patrimonio cultural arquitectónico y urbano. Demás está decir que esta filosofía respecto al patrimonio, como el respeto a lo genuino u original, es la pieza clave del reconocimiento al valor del patrimonio cultural.
Es terriblemente descorazonador y sorprendente que en estos últimos años, este ABC de la cultura de la conservación y protección de los centros históricos ya no sea respetado para nada en nuestra ciudad. Es sorprendente y lamentable ver cómo una multitud de edificaciones comerciales y hoteles, vienen adosando a sus fachadas falsos muros incas en piedra, imitando al detalle la tecnología inca y sus particularidades estéticas. En estos días, no hay hotel que se auto valore y que no ostente orgulloso su reciente muro inca, con olor a cemento fresco, lleno de hornacinas, cabezas de pumas y otros símbolos inventados.
El mismo criterio de falsificación de la arquitectura histórica, está llenando a la arquitectura del centro de la ciudad, con artificiales balcones “más bonitos y más tallados” que los originales. Una política de agregados falsificados que es justificada y tolerada, aparentemente con el afán de “embellecer” la ciudad para los ojos del turista. Esto, que para el pasante no es más que una anécdota o detalle, es sin embargo un problema serio y una alarmante tendencia, puesto que va contra lo más esencial de todo patrimonio cultural: la valoración de la verdad histórica y la autenticidad de sus elementos. El Cusco tiene ahora más falsos muros incas que los originales. Esta catástrofe cultural se ha propagado al Valle Sagrado donde Pisaq y Ollantaytambo están mostrando versiones de este proceso aún más falsos y brutales. En Pisaq es posible ver enormes muros incas en fachadas de terceros pisos y en voladizos, con ventanas trapezoidales y vidrios polarizados. Toda una aberración cultural construida delante mismo de las autoridades responsables.
El daño que se está produciendo es realmente grave e impresionante; tanto como es el increíble descuido e irresponsabilidad de las entidades encargadas del patrimonio. De esta forma, el valor intrínseco de los restos arqueológicos se va banalizando y perdiéndose en un mar de aparentes y de pacotilla inaceptable. Por lo demás, lo que es seguro, es que no sólo la comunidad científica y cultural, sino también el propio turismo, no tardarán en juzgarlos y desatenderlos de tanta farsa arquitectural, de tanto engaño histórico y de tanta fealdad.

VENTANA DE LAS ARTES                                                              

LIBROS Y REVISTAS
                       REVISTA DE INKARI QOLLARI 
El escritor Gonzalo Valderrama Escalante, Coordinador editorial y miembro del directorio del proyecto Qosqo Runa Intercultura, ha tenido la gentileza de donarnos un ejemplar de la revista INKARI QOLLARI.
Nos parece valiosa la idea de editar una revista dedicada a la cultura regional, que tanta falta hace en el medio, sobre todo una en cuyo contenido alternen diversos temas dedicados a la pluriculturalidad y sus manifestaciones y expresiones  culturales de nuestra región, de la que se habla mucho, pero se estudia. Es una revista para un público diverso, especialmente jóvenes, por la variedad de sus artículos.
La revista llega al número tres correspondiente al mes de noviembre, su contenido nos trae diversos temas: Como el de recordar a Tupac Amaru “en la vitalidad de los acontecimientos que le hacen símbolo de un tiempo mítico, de un horizonte utópico…” o de “Qué hubiera pasado si Tupac Amaru tomaba el Cuzco”  de Charles Walker, otro artículo firmado por Valderrama y Escalante con el título de “No vine al Cusco a matar indios”; Hugo Bonet, en un intento teatralizado titula su artículo “José Gabriel Tupaq Amaru, en el Pulso del Tiempo” y culmina Pablo Macera con “Tupac Amaru San Isidro Pentecostés”. En otros temas hay que destacar el de Donaldo Pinedo cuando acertadamente explica: “Instituciones culturales y pueblos Indígenas amazónicos” (discurso del profesional, como autoridad en temas de cultura, se ha instaurado como pauta dominante y legitimada).
Un artículo sobre “El Qero Contemporáneo” ensalza a la familia Estrada que trabaja con visión actual los afamados Qeros cusqueños. En la página 28 la sección fotográfica está ilustrada con inquietantes fotos de Fredy Romero Peralta.
Una pauta interesante es que para mantener los dos nombres de la revista, o sea Inkari y Qollari. Qollari empieza por la contra-carátula, con artículos: Sobre el Miedo, Inkarri, Origami, otro artículo sobre el galeno Antonio Lorena escrito por Julio Gutiérrez, un Calendario festivo, “El Eterno caballero” texto de Jaime Bueno con una bella ilustración de Doré, y Ñawi-Ñawi. Muy bien diagramada y presentada la revista, felicitaciones al equipo editorial, que no paren su publicación mensual.

EXPOSICIONES                                                                                

                               INFLEXIONES CORPÓREAS
Una propuesta distinta, a veces coincidente, pero que arrastra la mirada a cada obra suya, y esto es fundamental e importante. Lo que no se entiende es la presentación de Víctor Zúñiga, que como pinta no escribe, nos conduce a una tentación de viajar al etéreo tiempo estético.
Bueno, lo que interesa es la obra del pintor que ha roto algunos esquemas tradicionales para integrarse a un lenguaje de tonos familiares: figuras íntimas, interiores con atmósferas complejas. Lo vemos particular, con algunas similitudes casuales a la obra del trujillano Angel Chávez; pero naturalmente distinto. Edwin Paucar Solórzano, ha trabajado y tratado estructuras fuertes, precisas y de un movimiento coloreado. Las figuras muestran proyecciones sometidas a ciertas distorsiones que revelan a la vez varios aspectos. Es la acción de la luz y los contrastes que afinan los rasgos de cada obra, en algunas muy bien conquistadas, especialmente en las composiciones múltiples que logran aciertos de equilibrio de planos coloreados que expresan significaciones encantadoras. La muestra individual se exhibe en la sala 1 del Museo de Arte Contemporáneo de Cusco, ubicado en la Plaza del Regocijo.


OPINIÓN                                                                                            


COMUNIDADES  INDÍGENAS: TRANSFORMAR  TRANSFORMÁNDOSE
Pablo Ojeda Vizcarra

Los movimientos indígenas desde las últimas décadas del siglo XX en América (Abya Yala), están proyectando positivas formas de convivencia, sin luchas por el poder ni autoritarismos verticales, sino con prácticas  democráticas participativas. Rescatan así sus elementos culturales genuinos, para alcanzar el Buen Vivir (Allin Kausay), diferente al falaz Estado de Bienestar; y, con ese respeto sagrado a la Madre Tierra (Pachamama) que practican como legado ancestral. Les guía el principio de “Transformar Transformándose”. Sabia actitud, como piedra angular del cambio social e individual.
Dentro de estos movimientos se considera que el egoísmo, entre otras anomalías emotivas, es afección anímica desestabilizadora; propuesta generalmente ajena a la cultura occidental de racionalismo extremo. Y, para superar ese mal o enfermedad del alma, se practica la solidaridad y ayuda mutua (ayni, mink’a), en grupos en los que las personas expresan sus problemas emocionales para ir resolviéndolos.
No sólo eso. Los miembros de esos grupos, son conscientes de que “salud es encontrarse”. Admirable proposición, porque significa conocerse a sí mismos y aspirar al conocimiento de la naturaleza humana ambivalente. Gran aporte de los movimientos indígenas en sus nuevas relaciones humanas, con el primigenio ejemplo de los indígenas de El Cauca (Colombia). Toda una esperanza de cambiar la sociedad alienada y alienante, desde abajo, transformando  el sistema social y  la personalidad. Certera visión dual sobre el ser humano y la sociedad.



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