ARTE
RUPESTRE DE MANT’O EN AMPARAES
Por las orillas del
río Amparaes divagando hacia la antigua carretera en los valles de Yanatile, se
abren diversos pisos ecológicos y la naturaleza asombra con un paisaje de
indescriptible belleza; al mismo tiempo hay lugares testimoniales de centros
arqueológicos como Paucarpata y Mant’o, donde no solamente hay arte rupestre de
la más valiosa expresión, sino restos arqueológicos de valor que corresponden
al período inka. En esta misma geografía, por la unión de sus ríos, entre los
valles profundos de Lares y Amparaes, se forma el río Yanatile con el que
empieza el ecopiso fluvial o caja de selva. En este ámbito perduran una serie
de vestigios arqueológicos, quizás por haberse tratado de una vía de entrada a
la región del Antisuyo. En la zona de Mant’o, hay diversos sitios de pinturas
rupestres ubicadas en paredes de balmas inaccesibles. En una que está ubicada
en el lateral derecho de la montaña, se muestra un conjunto de camélidos de
coloración blanquecina de formas simplificadas, aparecen al mismo tiempo
pinturas de color rojizo con círculos concéntricos y una serie de líneas
geometrizadas esfumadas que no pudimos registrarlas.
Mant’o adquiere
importancia en la manifestación del arte rupestre, por la representación de las
figuras. Esta serie de animales tiene definitivamente una significación ritual
o mágica, por la imponente formación rocosa a la que agregaron el color de los
óxidos para lograr una unidad inseparable: roca-animales. Igual que las
representaciones universales del arte primevo, los nuestros se aproximaron a la
abstracción, obteniéndola mediante la concentración y simplificación de las formas
naturales. Este es un rasgo generalizado del arte rupestre, al que también se
le denomina arte naturalista del período magdaleniense, aunque es difícil
ubicarlo en este período, pues por los motivos representados, parece que
dataran del tiempo de la cultura inka. Estamos cada vez maravillados ante el
legado de arte rupestre existente en este departamento, y especialmente en
Mant’o, que es un sitio natural de extraordinaria belleza, en él se guardan no
sólo restos de arte primitivo, sino también
es una zona arqueológica. Hemos dejado un espacio para conocer esta obra, pues
cada figura exalta un alto grado expresivo, no sólo por las formas, sino por el
color impregnado. El simbolismo muestra diversas facetas, la primera es la representación
de los animales: Auquénidos y pumas, de coloración amarillenta (ocre amarillo)
y rojo indio, algunas figuras son contorneadas con trazos de color rojo que
destacan a cada una, todas están agrupadas
y direccionadas indistintamente. Otras
figuras, dividiendo a las estáticas y siempre perfiladas, que es una
generalización en este tipo de representaciones, los pumas adquieren un
sugerente movimiento. Las pinturas rupestres se ubican en la pared superior de
una balma de difícil acceso. Aparecen al mismo tiempo pinturas otras
figuras de color rojizo, que muestran formas de círculos concéntricos y que, a
ojos vista, parecen formas diluidas de líneas geométricas.
LAS FIGURAS HUMANAS
Otra faceta es la
representación figurativa de seres humanos, ataviados con unkos (mantas amplias
que se extienden hasta los codos con los brazos extendidos y por la parte
inferior hasta las rodillas) se aprecian formas simplificadas y delineadas en
toda su extensión, libre de toda decoración interna; otras figuras tienen
insertadas en su parte interior otras figuras rectangulares que se repiten
gradualmente en forma concéntrica, son personajes con los brazos extendidos y en
movimiento, demostrando acción, las manos sostienen algún objeto. Las otras
figuras de hombres cuyas vestimentas están rellenadas de color rojizo, tienen cabezas
simplificadas y sin detalles, muestran penachos visibles. Esta interesante
representación requiere una mayor lectura, pues podemos indicar que
aparecen símbolos de tocapus en los vestidos, algunos repartidos en cuadrantes,
¿será acaso una premonición de la cultura inka?
LAS CATARATAS DE
MANT’O
Además de conocer las
montañas llenas de vegetación, brotan en la montaña del lateral derecho las
Cataratas de Mant’o, que surgen con agua límpida en una caída de más de sesenta
metros, los lugareños hablan de la existencia de seres imaginarios y fabulosos
como sirenas y duendes. Aquí el clima es más cálido, es la caja de selva. Estos
fueron los caminos de herradura de los antiguos arrieros, gente del campo que transportaba
sus productos en recuas de más de veinte o treinta mulas, hacia los valles de
Calca y Cusco.
QORI WAYRACHINA, ubicado en la ruta del camino a Laq’o, estos nombres
son de origen inka, por lo que deducimos que pudo haber sido la ruta del Qapaq
Ñan hacia los territorios del Paititi.
RUTA AL VALLE DEL
YANATILE
Siguiendo la cuenca
hidrográfica del Río Yanatile que se forma por la unión de los ríos Amparaes y
Lares, se abre un inmenso valle de clima cálido que nos conduce hacia el valle
de los yungas de Yanatile, donde la naturaleza es pródiga por su variada
producción de: Café, coca, cacao y una diversidad de frutas tropicales.
En épocas anteriores a
los años setenta, en esta geografía se instalaron pequeños fundos que luego
pasaron a ser haciendas. Eran lugares abandonados en los inicios del siglo XIX,
me acuerdo que algún gobierno de aquella época formuló una ley para que
cualquier ciudadano declarara como denuncios de tierras de montaña, de libre
elección; entonces el que tenía espíritu aventurero y experiencia en el trabajo
agrícola, ató sus municiones y herramientas y se fue a explorar estas zonas,
naturalmente de difícil acceso. El Qapaq Ñan fue oscurecido por la selva, pero
aun así se instalaron, creando sus pequeños denuncios, para venderlos a los
adinerados para que estos formaran sus haciendas, podemos citar sitios como:
Barrial, Colca, Quebrada Honda, Chancamayo, Paucarbamba, Qorimayo y Lachaq y
otros que se han ido extendiendo hacia los valles de la selva. Hasta que llegó
la Reforma Agraria y desbarató las haciendas, porque se habían convertido en
zonas de explotación del campesino, algunas se habían extendido desde estas
zonas hacia la sierra, con miles de hectáreas, éstos eran los terratenientes.
Hoy, los tiempos han cambiado, hay zonas de trabajo, de producción agrícola,
centros poblados y nuevos distritos muy bien instalados y una vía asfaltada
hasta Coribeni.
Para concluir, no podemos
dejar de mencionar el turismo ecológico o ECOTURISMO, pues estas zonas todavía
mantienen su antigua particularidad de paisaje y sorprendentes caminos de
herradura, que muy bien pueden potenciarse en rutas de turismo de aventura en
el denominado ciclismo de montaña.
NOTA: Acaban de
comunicarnos que huaqueros inescrupulosos han dañado una serie de pinturas del
arte rupestre de esta zona, en búsqueda de tesoros escondidos, pues, creen que
estas formas pictográficas del arte rupestre son señales de la existencia de
entierros o tesoros que han escondido sus antepasados y que han marcado con
estas representaciones rupestres para encontrarlos, con esta ignorante
creencia, estos huaqueros destruyen los petroglifos y otras manifestaciones del
arte del pasado. Manuel Gibaja
VENTANA DE
LAS ARTES
QOYLLUR
RIT’I ¿DESAPARECERÁ?
El 18 de enero los “nacioneros”
de Qoyllur Rit’i invadieron las calles y plazas del Cusco, no se trató de
ningún acto ritual, fue consecuencia de la ignorancia de los gobernantes que están
vendiendo hasta las montañas sagradas y las cordilleras donde se celebra el
ritual más grande que queda en la memoria y en la práctica colectiva de los Andinos.
Qoyllur Ri’ti, está sobre minerales de cobre y oro, y la concesión que planea
el actual gobierno a través de la Ley Nro. 27651 quiere destruir esta zona
sagrada, a pesar de haber sido declarado como Patrimonio Inmaterial por la
UNESCO y el Ministerio de Cultura del Perú. Nada de esto vale en este país, se
atropellan los derechos, la tradición, las costumbres, la cultura inmaterial.
Las compañías enceguecidas ya han fijado
sus garras en este maravilloso paisaje, para destruirlo, para convertirlo en un
paraje árido, contaminado y gris, como sucede con otras zonas mineras o como Chinchero
donde se construirá un aeropuerto internacional, que romperá y destruirá el
paisaje más bello de los Andes de Cusco.
DECLARAN
PATRIMONIO CULTURAL A LA HUAYLÍA DE CHUMBIVILCAS
Nos da inmensa alegría
que haya sido Declarado Patrimonio Cultural de Nación a la Huaylía de Chumbivilcas,
Cusco, por ser un género de música y danza resultado de una serie de procesos
de mestizaje, que se ha convertido en el marco musical de importantes fechas
del calendario festivo y de prácticas rituales en la zona, principalmente
durante la celebración de la Navidad. La resolución se refiere exclusivamente a
la expresión musical y de danza conocido como Huaylía de Chumbivilcas y no se
extiende a los elementos que vulneren los derechos fundamentales de las
personas ni que contengan actos de crueldad y sacrificio de animales, según lo
establecido en la R.M. 338-2015-MC.
La huaylía es un
género de música y danza que tiene presencia en diferentes provincias de las
regiones de Apurímac, Ayacucho, Cusco, Huancavelica y Junín, mostrando
particularidades y elementos distintivos en cada uno de estos lugares. No
obstante, es recurrente encontrarla vinculada a contextos festivos en los
Andes.
En el Cusco, la
huaylía se hace presente en la provincia de Chumbivilcas y sus diferentes
distritos, particularmente en el de Santo Tomás durante la festividad de la
Navidad entre el 24 y el 26 de diciembre, acompañando la celebración de las dos
imágenes del Niño Jesús correspondientes a los dos bandos o barrios del pueblo:
Niño Jesús de Belén, conocido simplemente como Belén; y la del Niño de Santo
Tomás, también llamado Niño. Los carguyoq, encargados de organizar la fiesta en
cada barrio, contratan conjuntos de huaylías para que acompañen a los
participantes y personajes de la celebración durante sus desplazamientos y actividades,
como por ejemplo durante el takanakuy, enfrentamiento ritual que funciona como
espacio para probar el valor y resolver conflictos.
MÚSICA
ENCUENTRO
DE CANTO NUEVO CON DARWIN CARPIO
Con este epígrafe, se
presentó en el local de la Oveja Negra, (ubicado en la calle Arco Iris 511 del
Barrio de San Cristóbal) el sábado 23 de enero a las 22 horas, el cantautor
Darwin Carpio. Se trata del aniversario de nacimiento del poeta Javier Heraud,
quien celebra el 74 aniversario de su nacimiento. Esta iniciativa parte del
consciente existencial de los exponentes respecto a considerar vigente el
trabajo del poeta Heraud. Aprendimos a conocer de la poesía de Heraud, en
el colegio, en la década del setenta: “Yo soy el río que viaja dentro de los
hombres”, es una línea poética que se ha universalizado desde el momento de su
partida física transponiendo dos siglos en diferentes idiomas.
Darwin Carpio,
cantautor cusqueño que practica el canto nuevo influenciado por el movimiento
de la música propuesta - música comprometida o música testimonial, como la
califican en Centro América donde radicó desde 1994 hasta el 2000 difundiendo
su arte. Asimismo es la Trova Cubana. Orienta su forma de composición musical
recreándose con formas literarias, y en los últimos 20 años “redescubriendo” a
poetas populares latinoamericanos. La musicalización de la poesía es un
ejercicio que lo ha conducido a conocer durante su residencia en América
Central a algunos poetas jóvenes con quienes busca, un fin casi poético, cual
es: La unidad de América latina. De vuelta a su país (abril del 2001) proyecta
un reencuentro con la poesía peruana, y un mayor afianzamiento con los poetas
nuevos del Perú, con el fin de musicalizar sus textos. Este el propósito del
recital de música que ofrecerá este destacado artista cusqueño.
JOSE MARIA
ARGUEDAS
Recuerdan a José María
Arguedas: escritor, investigador y defensor de las expresiones culturales
peruanas. EL día 18 de enero, hace ya más de un siglo, nace en Andahuaylas
(Apurímac) el afamado escritor e investigador de la cultura peruana, José María
Arguedas (1911-1969). Reconocido por sus grandes obras literarias como 'Yawar
Fiesta', 'Los Ríos Profundos' y 'El Zorro de Arriba y el Zorro de Abajo',
Arguedas fue también un incansable defensor de las expresiones culturales del
Perú tales como la música, la artesanía, los relatos orales y las festividades.
Su obra inculcó la importancia de revalorar los rasgos de las identidades
culturales peruanas, y hasta la fecha sigue marcando aspectos como la
producción audiovisual, propuestas musicales y el desarrollo de políticas
culturales en el Perú.
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