LOS RELIEVES EN MADERA DE HUMBERTO ALVIZURI

Nadie se sorprenda al anunciar a un silencioso Contador Público convertido en un magnífico tallador, se trata de Humberto Alvizuri, cusqueño de nacimiento (1931) que laboró durante años en absoluto silencio y retiradamente, dando rienda suelta a su vocación escondida de tallador en una serie magnífica de tallas en bajo relieve en madera de cedro.
 En sus inicios, cuando apenas contaba sus años adolescentes, corrían los años de 1950, su afición despertaba por la talla y empezó haciendo juguetes: pequeños aviones, camiones, omnibuses, camionetas cerradas, conservando los mínimos detalles de los modelos de aquellas épocas. De ahí, con el tiempo que galopa, salta a tomar entre sus manos el maguey; esa mágica madera suave que lo ayuda a transportarse y a conseguir después el cedro, madera maravillosa que en sus manos se convierte como una greda suave, por sus cualidades de durabilidad y sobre todo, de finura. Todo esto lo conduce a tallar relieves de la arquitectura y el paisaje de Cusco. Y en 1992 aparecen sus primeros trabajos, luego de dejar lejos su trabajo de contador en el Banco; sin embargo, trabajaba en sus ratos libres, mostrando sus habilidades en el manejo de las gubias y el buril de varios números o grosores. Empieza a dibujar sus paisajes de arquitecturas cusqueñas, de centros arqueológicos, de plazas y algunas calles monumentales, tomando apuntes y fotos, para acercarse a observar los detalles de esa otra realidad y luego, transportarlas al bajo relieve en un formato que él elige de composiciones horizontales y algunas verticales.


El proceso de su obra: Primero toma los apuntes y fotos de los lugares elegidos, los contempla minuciosamente, retratándolos en su memoria visual; luego, ya en su casa, donde ha instalado su taller de talla, utiliza una calculadora para proporcionar los elementos arquitecturales y los personajes, en realidad hace una obra cercana a las proporciones arquetípicas y sus perspectivas reales. Es decir, se ha introducido en el mundo del bajo relieve, que es una técnica escultórica en la que las figuras emergen y sobresalen del fondo, para obtener tridimensionalidad. Claro, hay distintos relieves, como el relieve hundido, el alto relieve. Lo que Alvizuri hace es el tallado en relieve excavado, que es cuando el bulto no sobresale, se encuentra hundido respecto a la superficie plana. Por eso podemos apreciar los resultados: contrastes de claro oscuros entre la sombra del perfil de la luz. Por eso también indicamos que su obra es de corte limpio, seguro, con efectos logrados por la minuciosidad en las representaciones, que surgen desde esa madera plana donde empieza dibujando.
Manifiesta Humberto Alvizuri, que él no tiene mayores pretensiones, le gusta entretenerse, distraerse, jugar con la madera, es que ese es un elemento esencial del artista que tiene oculto, porque el artista verdadero se entretiene, juega, siente el placer de tallar, de esculpir, y él, talla en silencio con una pasión divina, que lo aproxima a los detalles y a realizar una obra perfecta, como es su anhelo, y si su estado psicológico lo conduce a ello, logra lo que hasta ahora ha realizado: 19 tallas que se exponen en el Museo de la Casa Garcilaso.
Cuenta una anécdota que no la olvida, cuando había tallado el Balcón de Herodes, su hermano lo visitó, vio la obra y se sorprendió, entonces en un acto de sinceridad y emoción, besó las manos de su hermano, lo que lo motivó a seguir trabajando, a seguir tallando otros ángulos de este Cusco maravilloso. Cuenta igualmente que su obra es desconocida para el público, sus admiradores y espectadores sólo son su familia, ellos, que se deleitan con el trabajo del papa abuelo.

Debo recordar también en esta nota a Edwin Alvizuri, a quien lo conocí en Tucumán, donde estudiaba Ingeniería de Sistemas e Información. Estando en Cusco, me invitó a ver los trabajos de su padre, no escatimé tiempo y lo visité inmediatamente, me deleité con sus obras, que han sido creadas en la sencillez y tranquilidad de su hogar. Entonces me quedé pensando en organizar una muestra de sus trabajos. Hasta que este año con Ana María Gálvez, Directora del Museo de la Casa Garcilaso, con quien volvimos a visitarlo.Allí es que se consolida esta muestra de 19 tallas en madera de cedro de un hombre maduro, dedicado a la noble artesanía, que ha logrado trabajos en un arte que tiene serias dificultades en la ejecución, donde hay que resolver, sobre todo las perspectivas, la lineal y la aérea, las proporciones, elementos inherentes a este tipo de trabajos, por lo que es muy laborioso, pero no difícil, como él recalca. En resumen, Alvizuri ha logrado trasladar los volúmenes reales de ciertos espacios arquitectónicos cusqueños y otros escenarios, a una nueva realidad, a la talla en bajo relieve, logrando profundidades que son muy complicadas de realizarlas, hay logros efectivos de las perspectivas y sobre todo de las luces y sombras, cumpliendo intuitivamente una serie de parámetros que exige la escultura del relieve. Sus obras no están policromadas, ni barnizadas, se muestran tal cual es la madera de cedro en su pureza, los efectos resultan ser también naturales, por eso es que afirmamos, que él transmite su devoción y su tradición en silencio. Manuel Gibaja


VENTANA DE LAS ARTES                                 


¿QUÉ ES EL CUSCO HOY?
Una ciudad invadida, que se ha enmarañado en un cosmopolitismo cada vez más creciente, una ciudad a la que ya no se la respeta, que no cuida lo suyo. Sus patrimonios abandonados (especialmente aquellos que se hallan en los distritos del departamento). Casonas coloniales y republicanas que se caen por la mano y obra de sus propios dueños y que luego se negocia al mejor postor; falsificación de nuevos elementos y construcciones simuladas en pleno centro histórico.
Sus áreas verdes destruidas, sus ríos cancerizados que recorren a vista y paciencia de la indiferencia.
Una ciudad que falsifica sus tradiciones, que estropea sus fiestas tradicionales importantes, hoy, hay cientos de Raymis en todas partes, esto debe prohibirse, porque es una forma de vulgarizar en INTI RAYMI.
Por estas acciones humanas tenemos que decir que el Cusco es una ciudad PROFANADA.
Aplastada por su pasado. Los cusqueños de hoy nos hemos acostumbrado a vanagloriarnos sólo del pasado. Los inkas han trabajado en silencio, esa era una dicción de su cultura, era una sapiencia de expresión colectiva, no habían individualismos, ni autores de cada obra. Entonces ¿Por qué se cercan y no se acceden a sus centros patrimoniales? Los costos de ingreso son inalcanzables para los peruanos, viajar a Machupicchu, es como ingresar en territorio privado.
La salvaguardia del patrimonio y de la cultura viva, queda en pocas manos y pocas cabezas, sólo en la de los que quizás somos verdaderamente cusqueños o amantes sinceros y apasionados de esta tierra.
¿Qué hacen los nuevos rostros andinos que han invadido la ciudad?
¿Qué hacen los comerciantes extranjeros que se han ubicado en el centro histórico?  ¿Qué leyes los protege? ¿Son ilegales o legales?
¿Qué hacen esas nuevas familias que han invadido los cerros aledaños a Cusco ciudad? Han desfigurado el paisaje, creando nuevas calles y urbanizaciones sin la aplicación de un urbanismo planificado?
El Cusco, no es sólo el centro histórico, es toda la ciudad. Porque fuera del centro, con el símbolo absurdo de “desarrollo y progreso”, crecen las aberraciones arquitectónicas horripilantes y huachafas que contagian a los pueblos de provincias y distritos, de esto hay muchos ejemplos.
¿Y cuál es la actitud del cusqueño contemporáneo?
Al decir de Octavio Paz, somos "pachucos". Sólo cuando hay fiestas y borracheras somos amantes y defensores fervientes de Cusco.
Una ciudad que camina usando las palabras románticas de cusqueñismos chauvinistas, vanagloriándose de su pasado, sin políticas de desarrollo, sin políticas culturales.
Que estas palabras sirvan de reflexión, no son lamentaciones, son realidades que todos debemos estar informados y enterados a plenitud, para actuar y avanzar de un modo distinto y mejor por nuestro Cusco.

GERMÁN  BAUSCH 
Pablo Ojeda Vizcarra
“Cusqueñita adorable de los labios capulí, mira cómo el agua copia los tejados para ti”, dice una de las canciones de Germán Bausch Bedoya, poeta cusqueño de estro anímico que sintió a su tierra natal con genuino sentimiento cusqueñista. “¡Qué linda urpillay qué linda!, piquito de cristal qué linda, las blancas estrellas del cielo son el color de tus alitas”, expresa otro de sus waynos. Poesía sencilla inspirada para escribirla en el pentagrama, como así se hizo con muchos de sus poemas.
Maestro vocacional como pocos. Didáctico en sus enseñanzas tanto en el aula como en la conversación amical. Humorista nato con títulos como “Fábulas para un hombre de seis años”, “Poemas para los redonditos (niños)” y su recordado seudónimo de “Pacífico Metralla” con el que colaboró en periódicos y revistas del Cusco, desde la década de 1940 para adelante, derribando murallas del tiempo hasta la primera década de este siglo XXI. 
Compartió actividades literarias con los poetas Raúl Brozovich y Luís Calderón Ugarte, entre otros en el grupo Rumi Ñawi (Ojo de Piedra), allá por los años de 1950. Amigo de jóvenes inquietos por la poesía y el teatro en la década de 1970, que conformaban la Agrupación Cultural René Ramírez Lévano y que iniciaron el teatro en la calle. Jóvenes de entonces que hoy se ubican como exponentes de la cultura artística del Cusco: Hugo Contreras Rozas, Rodolfo Rodríguez Yáñez y en Lima Tuky Casafranca, Dino Jiménez y Augusto Casafranca, y ya en el recuerdo póstumo el inolvidable Rubén Bueno Pacheco.
De la extensa y valiosa obra de Germán Bausch, tanto en poesía como en trabajos de didáctica, resalta el famoso personaje humorístico Pepe Limón, creado por Germán Bausch y magistralmente interpretado por Dino Jiménez, preferentemente en la plaza de Armas del Cusco, que es de recuerdo imperecedero para muchos cusqueños.
Y al escribir esta nota, hoy que acabo de recibir la noticia de su muerte física, no siento el crespón de dolor que es natural en estas circunstancias, no, porque lo que toca las fibras de mi sentimiento es la chispa humorística de Germán que deja en mí un hálito de optimismo, como aquella estrofa de uno de sus poemas, que dice: “Estratega en el amor, derribé muchas murallas y no me importa corazón si esta noche tú me fallas”

Comentarios

Entradas populares