LOS INKAS DEL
PERU
VOCES Y
GUITARRAS CUSQUEÑAS


El Grupo se
funda todavía en las aulas del colegio Garcilaso, presentándose en actuaciones
en distintos escenarios de Cusco. Se consolida cuando la discográfica IEMPSA –
ODEON les propone grabar el primer Long play de larga duración. Al principio se
llamaron “Los Inkas del Cusco”, pero en el camino de sus presentaciones y
viajes artísticos; en Lima, cambiaron de nombre por razones de difusión y por
sugerencia del músico Manuel Silva “El Pichincucha”, pues no sólo debían
representar al Cusco, sino, podían llevar merecidamente el nombre del
Perú.Llegaron después a presentaciones en escenarios internacionales, como en
La Paz y Copacabana (Bolivia), y otras que quedaron en el camino por
cumplimiento de sus obligaciones profesionales.
¿Cómo es vuestra
música?
Raúl Lucas:
“Nuestra música es auténticamente cusqueña, recopilamos huaynos
patrimoniales como la sucesión de nuestros antepasados, que son interpretados
respetando la naturalidad del huayno tradicional, con voces afiatadas y
guitarras pícaras, limpias en el dominio del punteo y del bordoneo. Esta forma
de interpretar, además de nuestras propias composiciones, son como una
contribución a la historia musical, convirtiéndose en un hito, por el estilo distintivo
en el manejo de la digitación y además, porque nuestro grupo se aproxima al
sentimiento de la expresión de un pueblo”
¿Qué
composiciones suyas son relevantes entre el público?

Actualmente han
recibido una invitación a España por parte del músico cusqueño Washington
Aragón, todavía no se ha determinado la fecha.
Valoramos el
aporte musical de este grupo, porque conservan y comparten permanentemente sus
inquietudes y actividades en todo este periodo de subsistencia en el
ambiente artístico y cultural cusqueño, que es duro e ineficaz cómo promotor
desde el Ministerio de Cultura, o los difusores de las Direcciones de Cultura
de los Gobiernos Municipales y Regionales.
Cualquier
comunicación para prestación de los servicios musicales ubíquelos en la Urb.
Manuel Prado, Jirón Ollantaytambo J-3 tlfs. 274286 y 969 687 085. Manuel
Gibaja.
VENTANA DE LAS
ARTES
¿SUPRIMIR
MINISTERIO DE CULTURA?
Señor PPK:

Admiro su
osadía, la dimensión de su ignorancia, la petulancia de querer ser peruano. Y
espero que reciba usted todo el repudio del pueblo del Perú.
Muy
desatentamente: Omar Aramayo. Poeta nacional.
INSÓLITO
NOMBRES Y APELLIDOS
ANDINOS DESDE 1621
Cuando encontramos documentos de esta naturaleza,
nos indignamos. Los usurpadores hispanos, no sólo han destruido las wacas, el
arte de la orfebrería, las cerámicas y las tradiciones, sino que han atentado
contra nuestras honorabilidades, transliterando nuestros nombres y apellidos
originarios, para imponer los suyos, por esto los invito a leer a continuación:

“En su afán de destruir el orden religioso y social
del mundo andino, los extirpadores de idolatrías emitieron ordenanzas,
exigiendo incluso, se les “quiten” los nombres tradicionales a quienes los
llevaban. Aquí parte de una ordenanza dada por José de Arriaga: “…De aquí en
adelante ningún indio, ni india se llamará con nombre de las Huacas, ni del
rayo, y así, no se podrá llamar Curi, Manco, Micsa, Chacpa, ni Líbiac… y al que
a su hijo pusiese alguno de estos nombres, le serán dados cien azotes por las
calles, y el cura o vicario de esta doctrina procederá contra él, como contra
relapso en idolatría. Y los que hasta aquí se han llamado con algunos de los
dichos nombres mando se les quiten, y se acomoden a llamarse con otros
sobrenombres, de los Españoles o de los Santos…” José de Arriaga. Fuentes: LA
EDUCACIÓN DE LAS ELITES INDIGENAS EN EL PERÚ COLONIAL (p.134) - Monique
Alaperrine- Bouyer - Imagen: NUEVA CORONICA Y BUEN GOBIERNO - Guaman Poma de
Ayala
OPINION
LA AMENAZA
CULTURAL DE LAS SECTAS
Raúl Carreño
Collatupa
Las noticias
acerca de la atroz destrucción de monumentos arqueológicos en Siria e Irak por
obra del Estado Islámico nos ponen ante una realidad que también ya atañe al
Perú por el lado de las sectas cristianas que han comenzado, de manera
sistemática, a lanzar campañas contra las manifestaciones religiosas
tradicionales. Aunque no se ha llegado aún al ataque físico (hubo ya un intento
en Qoyllorit’i años atrás), las actividades de intromisión y sabotaje se hacen
más y más atrevidas, presagiando desenlaces violentos en un futuro cercano.

La raíz del
problema se halla en la ignorancia, el bajo nivel cultural de la mayoría de sus
miembros (fundamental para el éxito de los discursos fundamentalistas basados
sobre el odio), y eso permite que proliferan y se fortalezcan sectas
variopintas que ahora actúan ya abiertamente contra las tradiciones culturales
del país. Schiller decía que “contra la estupidez y la ignorancia, los dioses
mismos luchan en vano”, y eso es lo escalofriante, porque esos adalides del
fundamentalismo no entenderán ninguna razón acerca del valor cultural e
histórico, más que religioso, de esas expresiones y monumentos que la
sincrética religión católica/andina ha edificado a lo largo de siglos en el
Latinoamérica.
Se está haciendo
más y más frecuente hallar grupos de vociferantes (por desgracia grupos
mayoritariamente femeninos) entorpeciendo procesiones u otras ceremonias
católicas en una clara provocación que pronto, sin duda, desembocará en
violencia. Y si a eso se suma el interés político de algunas autoridades o
candidatos que buscan los votos evangelistas (como ocurrió en Santo Tomás donde
hasta les construyeron iglesias, contraviniendo la normativa vigente) entonces
la situación se agrava y pronto se hará inmanejable.
Es tiempo pues
de comenzar a analizar el tema para proteger no sólo las expresiones hoy
llamadas inmateriales de la cultura sino el patrimonio arquitectónico contra el
vandalismo de los sectarios. Siendo imposible el diálogo con ellos, no hay
muchas alternativas para la prevención. Impedir que al menos no haya
coincidencias en las fechas de las grandes fiestas tradicionales y de las
manifestaciones saboteadores sería un primer paso. Educar a la gente para que
no caiga en la engañosa, y a menudo infame red de las sectas, sería la tarea a
largo plazo. El patrimonio no tiene porqué ser objeto de la lucha por espacios
religiosos. Es mucha historia nuestra y mucha de nuestra identidad la que está
en juego por esta causa. Y para que no se juzgue este artículo bajo una óptica
interesada, debemos de aclarar que el autor no es creyente, estando por tanto
horro de cualquier sospecha de parcialidad ideológica.
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